Esta entrevista va a defraudar a quienes están convencidos de que todo pasado fue mejor y de que no existen motivos para el optimismo. Es que Patricia Cerrizuela se sitúa en las antípodas de ese pensamiento negativo: para ilusionarse a ella le basta con recordar a los emprendimientos surgidos en el Norte Argentino que conoció y con imaginar lo que podría pasar en la región si a algún Gobierno -¿el próximo, quizá?- se le ocurre mejorar la economía. Cerrizuela no es, sin embargo, ingenua y, si bien dice que la coyuntura presenta muchísimas posibilidades en Tucumán y las provincias vecinas, precisa: “la frase hecha que anuncia que ‘las crisis generan oportunidades’ necesita algo más. Las crisis generan oportunidades sólo para quienes están preparados porque las oportunidades no entran por la ventana”.
La buena nueva es que hay muchas más herramientas que antes para estar listos. Cerrizuela apunta: “los argentinos de por sí tenemos este ‘training’ para encontrar la vuelta a la situación compleja y, si bien de nuevo el contexto no es fácil, si se está atento y en la búsqueda, aparecen oportunidades porque justamente problemas y necesidades hay todo el tiempo, y surgen cada vez más rápido”.
Durante una conversación virtual desde Salta, donde vive, Cerrizuela cuenta que tiene 45 años y que nació en Tucumán. Fundadora y máxima ejecutiva de Doers, una agencia que asesora y capacita a hacedores de compañías y de negocios, entró al mundo emprendedor como directora de Operaciones de Endeavor, función que desempeñó durante siete años. La licenciada en Administración graduada en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) relata que en ese tiempo hacía 4.000 kilómetros al mes en el auto y que eso le dio una visión de conjunto del emprendedurismo norteño. “Hoy, a diferencia de hace 12 años, el emprendedurismo ya es un tema de agenda pública independientemente de que no estén dadas las condiciones para que explote. Ocurren muchas más cosas de las que ocurrían antes y eso también es alentador en un contexto como el nuestro”, refiere.
Al mismo tiempo que lidera Doers, Cerrizuela trabaja en otras organizaciones vinculadas a la cultura emprendedora: preside el Consejo Asesor de Salta de Junior Achievement Argentina y es parte del equipo directivo de Cambridge Business Association, una entidad global especializada en la asistencia a gerentes generales de empresas. Son estos distintos ángulos de desarrollo profesional la fuente de su convicción de que sí se puede hacer negocios innovadores y sacarlos adelante, aunque las noticias abonen las ganas de salir corriendo. “Por eso yo hago foco en lo que hemos conseguido en el sentido de que los emprendedores tienen un rol social cada vez más destacado por su apoyo y aporte al desarrollo económico sustentable; a la creación de trabajo y al fortalecimiento del sector privado”, explica.
Para esta creyente de las maravillas que obra el emprendedurismo, lo que importa es la disposición del ánimo y no ganar millones de dólares con una idea genial. “Independientemente del emprendedor que arma una empresa, la hace crecer, la gestiona o fracasa, cualquiera sea el caso, a mí siempre me gusta hablar de la actitud emprendedora porque emprender es una actitud de vida, que no tiene que ver sólo con salir a poner un negocio. Cuando una trabaja en relación de dependencia, en el Estado, en la universidad, etcétera, y genera proyectos internamente, está emprendiendo. Emprender por definición es detectar necesidades o problemas, y busca las soluciones que agreguen valor para resolverlos. De modo que hay gente que lo hace todos los días y todo el tiempo”, apunta.
La finalidad de lucro puede no ser algo universal, pero la necesidad de resolver problemas y vivir mejor, sí, según Cerrizuela. Al respecto, añade: “poner un negocio requiere otra serie de habilidades. Pero lo que importa es usar esta cualidad innata que nos ha llevado a progresar siempre, y saber reconocer dónde nos sentimos cómodos y dónde disfrutamos más: si disfrutamos con la vida y la adrenalina propias de los negocios, o con las de la relación de dependencia. Ambos modelos son buenos y necesarios en la medida de que haya una actitud emprendedora”.
A la calle
De una década a esta parte, se empezó a mirar y a valorar a quienes buscan soluciones para los problemas. Cerrizuela manifiesta que de a poco, y con todas las reticencias y limitaciones existentes, hoy se habla mucho más sobre el tema en foros de diferente tipo: “en cuanto a los gobiernos, depende del de turno, pero ya no pueden ser ajenos o permanecer indiferentes. Con más o menos recursos, con más o menos compromiso, con más o menos habilidad, los gobernantes saben que alguna cosa deben hacer. Creo que hay que subrayar ese cambio”.
¿Cómo se habla de emprendedurismo en la región? ¿Se habla del mismo modo y con la misma fuerza en todas las provincias, o algunas llevan la delantera? Cerrizuela sorprende con la respuesta: “veo más desarrollo en Tucumán respecto de Salta, Jujuy y Santiago del Estero. Tucumán lleva la posta y en esto influye mucho no el Gobierno, sino las universidades. Son cuatro casas de altos estudios que generan un ecosistema emprendedor muy particular, más allá de otras instituciones que lo potencian. Gracias al perfil empresarial e industrial de Tucumán, el emprendedurismo tiene un crecimiento mayor allí”.
La especialista sostiene que los emprendimientos avanzan en Salta a un ritmo más tranquilo, aunque el Gobierno acompaña: “una en Salta propone y el sector público se suma, aunque quizá sin tomar la iniciativa. En Jujuy, es el Gobierno quien propone la agenda emprendedora. El Gobierno jujeño decidió cambiar la matriz productiva hacia la economía del conocimiento y está haciendo todo para que eso ocurra: genera los recursos; los programas; la capacitación; las leyes de promoción; etcétera”. Al describir estas tres idiosincrasias distintas, Cerrizuela insiste en que el empuje de los tucumanos es llamativo: “porque sucede no gracias al Gobierno, sino a pesar de él. Para mí esto se explica por el hecho de que las universidades atraen a una gran cantidad de jóvenes, que son los más inclinados a emprender con un enfoque global”.
Con características locales propias, el emprendedurismo crece en la región y va dejando atrás cierto complejo de inferioridad. “Cuando arrancamos 15 años atrás los norteños teníamos tatuado el ‘no se puede’. Estaba instalada la idea de que desde el Norte no se podía por la distancia con Buenos Aires y con el puerto, por la falta de educación en inglés, entre otras limitaciones culturales”, apostilla. Y observa que probablemente los “baby boomers” (nacidos en las dos décadas siguientes a la Segunda Guerra Mundial), que son la mayoría de los dueños o líderes de las empresas actuales, tuvieron que vérselas con esas dificultades resumidas en el problema logístico o del flete: “si hacemos un recorrido por las grandes compañías tucumanas, encontramos que un gran número son proyectos productivos. De pronto esto fue cambiando: hoy el cluster tecnológico tucumano tiene una proyección regional y vemos más empresas dedicadas al desarrollo de tecnología, como Globant y Sovos. Todo ese movimiento genera una industria que va sacando emprendedores a la calle”.
Baratos para el mundo
Oportunidades: Cerrizuela ve posibilidades en el rol de la mujer. “La humanidad pospandemia necesita mucho a los emprendimientos con energía femenina, que integra, que acompaña, que anida, que arma grupos interdisciplinarios, que trabaja con la singularidad de cada persona…”, asegura. Para ella, la pandemia rompió el paradigma de que el líder es quien más sabe y de que nadie sabe más que él: “los cambios se precipitaron tanto y demandaron una necesidad de adaptación tan veloz que se impuso la interdisciplinariedad o la experiencia de muchos para resolver problemas que ni sabíamos que existían. Entonces, después de la pandemia quedó la necesidad de mayor energía femenina, que se da más en las mujeres, pero no es exclusiva de ellas. Por eso yo digo que la mujer necesita salir un poco más a la cancha. Con su actitud para atender la vida doméstica y laboral, la mujer es una emprendedora nata, pero no hay tantas emprendedoras exitosas y de hecho una de las grandes complejidades es que el 75% de las mujeres emprende sola, entonces, no le da la vida para hacer todo: es madre, responsable de su hogar, esposa, persona que necesita su tiempo y sus cuidados, y, encima, emprendedora”.
En cambio, los hombres, por naturaleza, emprenden con socios y eso hace que compartan decisiones y agendas, y que puedan escalar más y más rápido. “El hecho de que las mujeres emprendan solas lleva a otra estadística y es que el 85% no vive de su emprendimiento. Ahí me parece que hay una oportunidad muy importante para las mujeres. Podemos emprender, crear negocios desde la pasión y desde la singularidad que provee la energía femenina que por ahí antes era un poco ninguneada, y era tratada como algo cursi y cliché. Lo que antes se subestimaba ahora está adquiriendo una connotación muy importante porque conecta con lo humano con el propósito, que era algo que antes no estaba tan presente y ahora se ve como fundamental”.
En resumidas cuentas, hay una oportunidad relevante para las mujeres que quieren salir a emprender dentro de los temas que conoce y con lo que le apasiona sacando su mejor versión porque hoy el mundo ya está no sólo preparado para eso, sino también demandándolo. Por otro lado, Cerrizuela ve oportunidades en proyectos tecnológicos y de la economía del conocimiento: “desde cualquier lugar del país podemos producir algo para exportar al mundo con la ventaja que genera la brecha de cambio. Somos baratos para el mercado extranjero y nos sobra talento. Yo soy producto de la educación pública: en Tucumán fui a la Escuela Normal y, luego, a la universidad estatal, y siento que tuve una excelente formación. Tenemos mucha gente con esa capacitación que puede explotar en cualquier lugar del mundo si se conecta adecuadamente.
Mejor si es por amor
Si alguien tocara la puerta de Doers, la agencia de Cerrizuela, y le pidiera consejos para iniciar un emprendimiento, ella le recomendaría que arranque por lo que le gusta. “Si estás trabajando en relación de dependencia, y ya sabés que querés hacer y tenés el dinero para hacerlo, saltá y animate. Si no te animás a saltar, podés planificar una etapa donde combinás las dos cosas sabiendo que tu emprendimiento no va a escalar ni va a crecer en la velocidad que podría si fuera tu foco”, aconseja. Y destaca: “pero lo clave es que emprendamos algo que nos guste, que disfrutemos, que nos salga con facilidad porque de esa manera habrá menos dificultades para dedicarle muchas horas. Cuando uno transmite lo que hace desde la pasión es absolutamente distinto a cuando uno lo hace por necesidad”.
¿Cómo ve Cerrizuela el futuro, no los próximos cuatro años, pero sí más allá de las elecciones? “Siempre soy positiva: no sé si esto está vinculado con el tema del cambio de gobierno o no. Soy positiva porque en la Argentina desde que yo me acuerdo vivimos en crisis, y así y todo hay gente que hace negocios; hay gente que emprende; hay gente que es exitosa… Es el país de Latinoamérica que produjo la mayor cantidad de unicornios (compañías tecnológicas cuya cotización supera los USD 1.000 millones) y el que presenta la mayor actitud emprendedora, según el Global Entrepreneurship Monitor. Una serie de indicadores muestra, que, de nuevo, a pesar de la política, hay un talento enorme”, enumera. Cerrizuela dice que es consciente de que el sector privado argentino está muy golpeado, pero apunta que, aún así, se siguen creando y haciendo negocios: “si mínimamente cualquier gobierno que asuma a partir de diciembre logra modificar un par de variables negativas, los emprendedores argentinos explotarán porque saben surfear la ola como nadie”.